La Europrueba fue un ejercicio de resistencia que me tomé el reto de cumplir, con un afán de crecimiento profesional y personal, consistente en trabajar en la investigación periodística mientras intentaba subsistir con muy poco dinero, sola y sin conocer el país a donde fui.
La misión terminó exitosamente, pero me quedaron muchas historias en el tintero. Ahora, este blog mostrará poco a poco algunas de ellas y ampliará los detalles de las ya publicadas.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Quédate en Madrid (inconforme).

Al terminar el Encuentro de la Red Internacional en Asturias hubo una divergencia en el programa de actividades que yo tenía organizado (no planeado y de antemano sujeto a cambios). Compañeras de la Red de Cataluña ofrecieron muy amablemente hospedaje a quienes quisiéramos visitar Barcelona para aprovechar que ya habíamos dado el salto del Océano. El problema fue que, después de pasar la jornada de arduo trabajo en el Encuentro, lo que más deseábamos, por lo menos las integrantes de la delegación Tamaulipas, era pasar unos días con más comodidades, así que a alguien se le ocurrió decir que el alojo que nos ofrecían era en casa de las chicas catalanas y que, bueno eso no es igual que estar en un hotel. Mis paisanas determinaron que sí se irían de Oviedo a Barcelona, pero no había salidas en autobús la última noche de nuestra estancia en el Orfanato Minero. Me di cuenta que ellas andaban un tanto presionadas porque tenían muy poco tiempo para su recorrido (no era mi caso) y por eso tuvieron el arranque compraron boletos a Madrid, con la intención de hallar ahí más salidas. Yo no estaba obligada a ir con ellas, pero sí confundida porque sabía que el traslado por avión iba a ser caro y que en camión o en tren sería muy largo. Pensando también en todo lo que batallé cuando estuve sola en Madrid, recién llegada a España (antes de que empezara el Encuentro) y que andar en grupo me sería más barato si alquilábamos habitaciones entre varios, me agregué. No estaba muy satisfecha de hacerlo, porque mi intención era volver a Madrid solo hasta el día que fuera a tomar el avión para volver a México y no tenía sentido venir esta vez para desplazarme hasta el Mediterráneo y regresar por tercera ocasión hasta acá. Al final tuvimos que levantarnos desde las seis de la mañana y salir corriendo cuesta arriba a dos grados centígrados y con lluvia, para tomar el “autocar”, como le llaman aquí, y arribar a la capital española al mediodía, sin desayunar y yo con un mareo que casi me hace cantar Oaxaca durante el camino. El clima aparte estaba de lo peor, lloviendo y muy frío. Andábamos con nuestro equipaje en rastra, subiendo y bajando escaleras de una estación del Metro a otra en busca de alguna de las terminales de autobuses. Ya estábamos cansadas, Rossy Rodríguez ya con las manos ampolladas de tanto halar su maleta y yo del plano sí me “agüité” o me amargué, como se usa decir en mi Matamoros que tanto extraño. Preferí pernoctar esa noche en Madrid e irme a Barcelona cuando el tiempo fuera más propicio, además era tarde y yo aún no mandaba mi entrega de notas al periódico, como debo hacer todos los días, pero más que nada estaba enojada conmigo misma por haber tomado la mejor decisión que era quedarme en Oviedo hasta que hubiera autobús a Barcelona sin importar cuanto costara, ya que al final acabaría gastando en el traslado a Madrid y aparte el hospedaje. Finalmente le propuse a las otras chicas quedarme y cuidar sus maletas mientras seguían solucionando lo de sus pasajes (porque aparte traían otra historia respecto a su retorno a México, que yo no estoy para contar) y bueno, ellas se fueron hoy a Barcelona, yo me quedé aquí afortunadamente porque a ya no tenía ropa limpia y a estas alturas ya le había dado dos vueltas a todo excepto mis bragas, que de esas sí traje suficientes, al fin que son muy pequeñitas y me garantizaban limpieza y frescura todos los días, en lo que todos sabemos que es más necesario tener limpio y fresco todos los días.

1 comentario:

VERONICA REYES dijo...

Hola...!!!!

No había tenido la oportunidad de escribirte sin embargo he sido fiel a tu columna que nos han permitido conocer tu experiencia y vivencia en la Madre Patria.

Muchas felicidades por este logro más en tu carrera como Periódista y esperando verte pronto ya aquí en tu Matamoros Querido.

Verónica Reyes