En Europa las instalaciones eléctricas son invariablemente de 220 voltios, no es como en México donde ese nivel de energía es para uso industrial o comercial y el doméstico es de 110. Para poder utilizar aparatos electrónicos que funcionen con menor voltaje se requiere un convertidor, porque de no utilizarlo se corre el riesgo de causar un corto circuito.
Yo precavidamente me obligué a conseguir ese convertidor a como diera lugar antes de salir de mi país. Una noche antes de partir, que dicho sea de paso fue muy intensa (después de cubrir elecciones, dejar hechos los pagos de mis servicios, organizar otros pendientes...) fui a buscarlo y a comprarlo. No sabía qué ni cómo era el artefacto, pero sabía que también iba a ocupar un adaptador de puntas redondas, porque los contactos de luz no son iguales a los usamos en México.
Ya estando en Madrid quise conectar la laptop con el convertidor, pero no me funcionó. No sabía por qué motivo. Hice varios intentos hasta que, estando en la habitación del hostal donde pasé la primera noche, oí llegar a otro huésped ya muy tarde, que le comentaba al dependiente (por cierto originario de Filipinas y hablaba poco español) que venía de trabajar en un teatro porque él es técnico de una compañía de ópera. Ni tarda ni perezosa salté de la cama enfundada en una nada presentable bata de dormir y saludé al cuate en cuestión. Se llamaba Walter. Le pregunté si hablaba inglés, pero dijo que no, puro italiano, entonces a señas le expliqué mi dificultad técnica y le pedí ayuda. A eso me refería cuando hablé de que aquí hay que entender, hacerse entender y entenderse para sobrevivir. Walter revisó los cargadores de mi computador y de mi teléfono celular y me aclaró algo que yo ya sospechaba, pero por cerrarme en la única posibilidad que era de hacerlos funcionar con el mentado convertidor (que para eso anduve buscándolo), pero nada, resultó que estos aparatos nuevos ya son fabricados bajo los principios de la globalización, es decir que ya se elaboran con condiciones que les permitan ser usados en cualquier país, así que lo único necesario era el adaptador y no el convertidor. Finalmente gracias a Walter pude resolver esa dificultad pero además aprendí unas cuantas palabras en italiano, que le intercambié por otras de español y al acabamos charlando un rato, lo suficiente para enterarme de que él sí era técnico, pero “del sono” o de sonido, en italiano, y que no está muy involucrado con la electrónica. Eso fue una de las cosas más divertidas que pasé en Madrid.
Estoy ya llegando a Oviedo, Asturias, donde será el Encuentro de la Red Internaciona de Periodistas y con seguridad también se pondrá muy entretenido. Las condiciones serán austeras, como hasta ahora. Hace unas semanas nos avisaron por correo electrónico que nos hospedaremos en institutos de asistencia, habitaciones compartidas sin televisor, con baños exteriores separados en una sección para duchas y otro para sanitarios, solo habrá desayunos continentales, esos que únicamente incluyen café, pan y fruta. Las aulas de trabajo no tendrán internet, no nos darán transporte y serán cuatro días de labores intensivas en el establecimiento de la nueva coordinación general y de los acuerdos que entre tantas integrantes del sexo femenino, en algún momento tendrán que hacerse.
2 comentarios:
HOLA AMIGA!!! QUIERO QUE SEPAS QUE ME DA MICHO GUSTO HABERTE CONOCIDO ANTES DE VIVIR ESTO TAN IMPORTANTE EN TU VIDA. SABES? MUJERES TAN INTELIGENTES Y VALIENTES COMO TU HAY MUY OPOCAS, PORQUE SE QUE HAS SACRIFICADO TIEMPO CON TU FAMILIA PARA VIVIR ESTO QUE TE DARA MUCHO PARA ELLOS.SE QUE LO HACES POR ELLOS Y POR TI. ESTAMOS CONTIGO Y NOS SENTIMOS ORGULLOSOS DE TI.DIOS TE BENDICE, AH Y DIVIERTETE TANTO QUE NUNCA EN TU VIDA TE ARREPIENTAS DE ALGO QUE NO HAYAS HECHO EN ESTE VIAJE,, SE TE KIERE MUCHO KARLA TREVIÑO
Hace apenas unos días te referías con entusiasmo a este viaje. Bien decía Octavio Paz que viajar es desprenderse del que uno es para ser otro (juego de espejos que nos ofrece la oportunidad de entendernos mejor como personas y comprender desde otra perspectiva la realidad de nuestro país). Mucha suerte.
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