La Europrueba fue un ejercicio de resistencia que me tomé el reto de cumplir, con un afán de crecimiento profesional y personal, consistente en trabajar en la investigación periodística mientras intentaba subsistir con muy poco dinero, sola y sin conocer el país a donde fui.
La misión terminó exitosamente, pero me quedaron muchas historias en el tintero. Ahora, este blog mostrará poco a poco algunas de ellas y ampliará los detalles de las ya publicadas.
La misión terminó exitosamente, pero me quedaron muchas historias en el tintero. Ahora, este blog mostrará poco a poco algunas de ellas y ampliará los detalles de las ya publicadas.
viernes, 23 de noviembre de 2007
Plan fuga a Gijón ¡qué gran aventura!
Me escapé del Congreso y no me avergüenzo ni me arrepiento porque fue una de las emociones más intensas que he vivido. Es que no tenía plan, más que el de distraerme un poco luego de la intensiva jornada de discusiones que hubo durante la mañana (ah, es que en el programa las actividades son de nueve de la mañana a nueve de la noche), así que, aproveché para llamar a un paisano de ciudad Victoria, Tamaulipas, que está haciendo un doctorado en la Universidad de Oviedo, se llama José Ignacio Azuela. En realidad lo conocí por un amigo que tenemos en común, Toño Rotuno, también oriundo de la capital de mi Estado. Yo sólo quería saludarlo pues ya habíamos hecho contacto por correo electrónico y muy
amablemente me ofreció ayuda si algo se me ofrecía cuando yo viniera por acá. El quiso que nos viéramos un momento antes de tener que irse a un compromiso, entonces quedamos ahí frente al parque de San Francisco, en una “gorda” de Botero muy referencial para los ovetenses (ese es el gentilicio de la capital del Principado de Asturias). Vale decir que la Escultura se llama “La Maternidad”. Pues nos encontramos y con premura tomamos un refresquito de naranja mientras platicábamos sobre nuestra añorada Tamaulipas, de la que me fui pocas horas después de un proceso de elecciones, del inevitable tema del narcotráfico y ya, no hubo tiempo para más charla… tristemente. José Nacho se apenó mucho por tener que marcharse pero iba a una cena con allegados, gente muy importante para él porque se ha convertido en su familia los casi cuatro años que lleva radicando aquí. Dijo que iba a Gijón y que el tren salía en 10 minutos. Por cierto yo ya tenía otro amigo cibernético en ese puerto, que está como a 20 minutos de Oviedo por carretera y a 40 en ferrocarril. Le comenté que también había pensado en darme el salto para allá a buscar a ese chico y como en un relámpago de luz me dijo “pues vámonos” y tampoco titubeé en aceptar. Salimos literalmente corriendo por toda Uria, la calle principal que topa en la estación de trenes y apenas llegamos a tiempo para salir junto con su amiga Camino, así se llama, una joven muy guapa, simpática e inteligente. Al llegar a Gijón pasamos por el novio de ella y después fuimos juntos a casa de los anfitriones, un matrimonio que tiene una hermosa bebé llamada Ana, todos ellos
muy cálidos, que me hicieron sentir muy bien recibida, aún cuando acababa de conocerlos. Yo no quería dejar pasar la oportunidad de entrevistar a mi coterráneo, por eso me agregué, solo con el fin de hacerlo durante el trayecto, pero yo tenía que regresar antes que mis compañeras periodistas se dieran color de mi ausencia, que como no avisé mi escape, podían preocuparse. Así que nada más dimos un breve paseo por la orilla de la bella playa de Gijón ya anochecido y con mucho frío, pero cada segundo valió suficiente para volver agradecida por esa fotografía que se quedó en mi memoria, en especial por una parábola que José Nacho dijo de la montaña: que a él le gusta porque enseña a subir, pero también a bajar.
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1 comentario:
Hola Blanca, no te lo dije pero a mi tambien me gusto mucho conocerte. Pase varios días mirando tu blog esperando la redacción de nuestro encuentro, no la vi y pense que se te habia olvidado. Segui leyendolo un tiempo despues pues me gusto mucho. Luego las dinamicas de la tesis me lo impidieron. Un año despues, me encuentro con grata sorpresa la redacción de ese día. Ya estoy en México, trabajando en la universidad, espero podamos coincidir algún día. Un abrazo grande.
Jose Ignacio
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