La Europrueba fue un ejercicio de resistencia que me tomé el reto de cumplir, con un afán de crecimiento profesional y personal, consistente en trabajar en la investigación periodística mientras intentaba subsistir con muy poco dinero, sola y sin conocer el país a donde fui.
La misión terminó exitosamente, pero me quedaron muchas historias en el tintero. Ahora, este blog mostrará poco a poco algunas de ellas y ampliará los detalles de las ya publicadas.

sábado, 24 de noviembre de 2007

El Encuentro, el debate del debate y el propio debate, intensos.

Terminó el Encuentro. Finalmente llegó el momento de la despedida y, los compañeros que compartieron algo de cercanía conmigo, por hospedarse en el Orfanato Minero, acordamos tener una “combebencia” en el salón de entretenimiento que hay en esa sede. Eso es algo que no había tenido oportunidad de comentar antes, pero fui muy afortunada con quedarme ahí, porque la asignación de plazas se hizo por las organizadora, las y los participantes no tuvimos opción de elegir, pero de eso se encargó la fortuna, pues creo que los compañeros con quienes me lo pasé mejor fueron justamente mis vecinos de pensión. Para empezar Rosa Pelayo Izquierdo, de Barcelona fue la mejor compañera que pude tener para compartir habitación, le reconozco la paciencia porque aguantó mis desveladas y el tecleo en la computadora de madrugada para que yo pudiera enviar mis “euro entregas” a Matamoros. Luis María Otero, de Argentina y su esposa Silvina, dos personas que parecen una sola, mi admiración para ellos porque comparten desde la profesión periodística, hasta intereses como defensa de los derechos humanos, trabajan por ellos y ¡hasta se llevan bien, se les nota que se aman! Fue idea precisamente de Luis comprar un jamón, unos quesos y compartir el ron que trajo Sara (qué pena, no recuerdo su apellido) de su país, Cuba y que nos reuniéramos en el salón de entretenimiento que hay en el Orfanato. Debo hacer un paréntesis para expresar que me sentí muy agraciada con mi ubicación ahí, ya que a las compañeras que se quedaron en el Seminario de Oviedo no gozaron tantos beneficios como quienes estábamos en esta otra estancia. Por ejemplo, allá solo había agua caliente un par de horas por la mañana, en cambio yo podía bañarme cuando fuera, sin ese problema. Nuestros dormitorios sí tenían calefacción y hasta teníamos llave de la puerta principal, podíamos entrar o salir a cualquier hora. En el Seminario a las nueve de la noche cerraban la puerta y ya nadie entraba ni salía. Allá, cómo hay secciones donde se imparten clases de universidades e institutos de idiomas, además de las obvias de teología para los sacerdotes que ahí se forman, como que el ambiente era más solemne, de hecho no había televisión, nosotros teníamos esa comodidad en una sala donde también se podía fumar y por si fuera poco, una mesa de ping pong. Y bueno, volviendo con el brindis del adiós, solo puedo decir que fue muy emotivo por la hermandad que se dio entre todos, a pesar de la diversidad de nacionalidades. Muy merecida la celebración porque concluimos los objetivos de trabajo (con todo y mi escapada, me reincorporé y me puse al corriente de volada), después de arduas horas de discusión que ya se podrán estar viendo en unos videos que se publicarán más adelante. Es que se integraron mesas de trabajo, pero antes de sesionar hubo una reunión para coordinar la dinámica y se empezó a proponer que se vieran objetivos primero en lo general y después en lo particular, después alguien pidió que el esquema fuera distinto porque opinaba que el otro era más tardado, se manifestaron algunas a favor, otras en contra y aquello acabó convertido en un debate, para definir cuál sería la mejor dinámica para el sometimiento a votación de las propuestas planteadas por cada equipo, lo que nos serviría para estructurar un programa de metas de trabajo, la creación de la coordinación general de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género y la coordinación de un listado de distribución de información a través de correos electrónicos, entre otros temas igual de divertidos…

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