La Europrueba fue un ejercicio de resistencia que me tomé el reto de cumplir, con un afán de crecimiento profesional y personal, consistente en trabajar en la investigación periodística mientras intentaba subsistir con muy poco dinero, sola y sin conocer el país a donde fui.
La misión terminó exitosamente, pero me quedaron muchas historias en el tintero. Ahora, este blog mostrará poco a poco algunas de ellas y ampliará los detalles de las ya publicadas.

martes, 28 de octubre de 2008

Asedio hindú

Woow! Casi olvido cómo se postea! 
Es verdad que cuando la gente trabaja y se esfuerza para hacer bien las cosas, entonces tiene éxito. También es cierto que el éxito tiene su precio. Yo podría creer que tengo éxito (si así lo quisiera) y artribuirle a eso la falta de tiempo para atender este espacio. De todos modos lo que me importa en estos minutos que me tomé la licencia de escribir es agradecer a la gente que sigue entrando y a veces deja comentarios o me manda correos. 
Hace unos días recordé lo que estuve haciendo en esa fecha pero el año pasado y lo que vino a mi mente fue la emoción que sentía previo a los preparativos de la Europrueba, así que me propuse dejar por lo menos un post más antes de morir.
Una anécdota que recuerdo no haber contado de mi estancia en Madrid, porque ese mismo día sucedieron muchas otras cosas más relevantes, fue la persecusión que sufrí por parte de un chico de India que mal hablaba el castellano. Fue en la calle Mayor, en una esquina, él trabajaba para un restaurante e invitaba a la gente a pasar. Cuando me vio, se fue caminando varios metros tras de mi, insistiendo para que yo entrara y, como notó que no me interesaba, me preguntó ¿de dónde eres?. Le dije que de México y exclamó ¡México! ¡México! Me abrazó y no me explicaba su efusividad, pero siguió besuqueándome la cara y diciendo que yo era muy bonita... Total, yo nunca dejé de caminar tratando de desafanármele, hasta que ya me pareció pesado y lo mandé al demonio, especialmente y oviamente porque no me gustaba.
Nunca me cuestioné siquiera si ese acto pudo deteriorar la imagen internacional de las mexicanas, solo sabía que tenía que seguir caminando hacia adelante, esa vez como siempre. 
 

sábado, 24 de mayo de 2008

Los 10 discos que quisiera tener en una isla desierta

Unos días antes de irme a España, aparte del pánico y el acelere, entré en un conflicto más. Es increíble que le diera importancia, pero sí se la di, a pensar, meditar a profusión aquella pregunta que de adolescente leí, no sé si en un chismógrafo o en la revista “La Mosca”: Si el avión se cayera en medio del océano y yo resultara sobreviviente y encima de eso fuera en una isla desierta ¿Cuáles serían los 10 discos que me gustaría tener?
Dejando a un lado lo absurdo y lo improbable de la situación, creo haber dedicado al menos 10 minutos de mi tiempo (lo que en esos días era un derroche) a hacer una selección mental.

Recordé que el “MTV Unplugged” de Nirvana es uno de mis favoritos, completo, de principio a fin y por cada uno de sus tracks. Luego, “Ser de Agua” de Presuntos Implicados. De Santa Sabina estaba entre “Símbolos” y “Babel”. Llegué hasta el homónimo de Efecto Mariposa y casi empezaba a pensar en alguno de Joaquín Sabina cuando… Concluí que no tenía necesidad de comerme el coco por eso, si al fin, el MP3 nos ha resuelto los dilemas, además yo llevaría toda mi música en el portátil y, en el remoto caso de que hubiera electricidad para un tocadiscos en la hipotética isla, entonces podría aventurarme a imaginar que también habría internet, Lime Wire y Youtube.
Lo único cierto era que yo tenía claro que todo iba a salir bien, que mi avión no iba a caerse y que yo llegaría, como lo hice, en una pieza.

viernes, 29 de febrero de 2008

Momentos Polaroid

Me da un poco de pena no ser constante para seguir escribiendo en este blog, pero se me quita al sentirme afortunada de tener tanto honrado trabajo que me lo impida.

Hoy solo escribiré lamentos por no haber llevado conmigo un buen fotógrafo a la querida Madre Patria. Creo que esta fotografía, a la que he titulado “El jinete sin cabeza”, da una clara muestra de las consecuencias de ese desatino y también, de las pequeñas dificultades que pasé para pedirle a unos alemanes que me retrataran con lo que en realidad es la estatua ecuestre del rey Felipe III, en el corazón de la Plaza Mayor de Madrid.

sábado, 26 de enero de 2008

Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido…

“Desde el balcón la vi perderse en el trajín de la Gran Vía”, esa frase me dio la certeza que Joaquín Sabina escribió “Donde habita el olvido” allí mismo, en el dormitorio que yo ocupé en la pensión Aliste, esa que está en Caballero de Gracia y casi esquina con la calle La Montera, a la vuelta de la Gran Vía, que sí se veía desde el balcón. En La Montera, como relaté anteriormente, hay de to-do, tanto que las mujerzuelas son lo más decente y no me extrañaría que una de ellas hubiera sido la que llegó con ojeras malva y barro en el tacón, como cuenta la historia.

Allí pasé unos días algo grises, dentro y fuera de la habitación. Había vuelto del Encuentro de Periodistas en Asturias y, aparte del cansancio, había mal clima y mi naturaleza femenina me hacía reproches, todo junto. Y aún me pregunto ¿o habrá sido la vibra obsesivo depresiva y masoquista que dejó Sabina en ese espacio, la que me poseyó?

En esta foto que me hice en uno de esos ratos de lucidez, puede verse (además del enorme barro que apareció en mi mentón) el Mc Donald's de Gran Vía, el mismo que está a mis espaldas, en la otra imagen.