La Europrueba fue un ejercicio de resistencia que me tomé el reto de cumplir, con un afán de crecimiento profesional y personal, consistente en trabajar en la investigación periodística mientras intentaba subsistir con muy poco dinero, sola y sin conocer el país a donde fui.
La misión terminó exitosamente, pero me quedaron muchas historias en el tintero. Ahora, este blog mostrará poco a poco algunas de ellas y ampliará los detalles de las ya publicadas.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Última euroentrega: ¡Prueba superada!

Hoy es mi último día en Barcelona. Por la noche me iré en autobús de nuevo a Madrid y ahí tomaré el avión de regreso a casa. Es irónico, cómo después de desearlo tantas veces, ahora me da nostalgia irme de esta tierra, pero al mismo tiempo ansiedad por ver a mi familia y retomar la cotidianidad provinciana de Matamoros.

Hoy tuve un intensivo recorrido por sitios importantes para mi trabajo, como el Colegio de Periodistas de Cataluña y el Centro Internacional de Prensa que me dejaron impresionada. La organización de las asociaciones de peridistas del Mediterráneo debería ser ejemplo de lo que se puede lograr con unidad. Aquí algunas de ellas tienen oficinas y centros de operaciones en los que no solo se editan sus periódicos o revistas, sino además libros, antologías y otras publicaciones impresas o electrónicas. También tienen salas de conferencias completamente equipadas, biblioteca, centro de redacción, cabinas telefónicas y hasta área de convivencia. Todo eso está a disposición de los periodistas que se encuentran en Barcelona de tránsito o bien, para los de cualquier parte de Cataluña con actividades en la capital, y también recibe a estudiantes, investigadores y particulares bajo una módica tarifa, pues la mayor parte de su sostenimiento es costeada por instituciones académicas, el gobierno, la iniciativa privada y las propias agrupaciones de comunicadores.

Al mediodía Tona Gusi, la que me ha dado morada en su casa, nos invitó a Rosa Pelayo ( y a mí a comer a un restaurante muy majo (es decir, muy bonito) donde todo fue delicioso. Luego di un paseo final por las Ramblas, que vienen a ser como un conjunto de áreas comerciales, algo muy parecido a la zona peatonal del centro histórico de Matamoros. En una de estas se encuentra la fuente de Canaletas, cuya leyenda cuenta que quien bebe de su agua volverá a Barcelona. Yo lo hice y estoy convencida de que regresaré.

Me voy con un muy agradable sabor de boca, muy agradecida con toda la gente que tuve cerca, con la vida por traerme hasta aquí, con los que me apoyaron para que pudiera llegar y con mi familia, por esperarme.

Recuerdo en algún momento haber dicho que perdí mi objetivo en este país “como quien perdió el beliz”. No obstante, si hago un balance, partiendo de las razones que me trajeron a España, que fueron: primero, asistir al Encuentro de la Red Internacional de Periodistas, segundo, hacer un ejercicio periodístico a distancia, y tercero, vivir, entonces creo que cada una de ellas fue cumplida.

En los últimos 15 días me perdí en Madrid, canté con mariachi, aprendí a andar en el Metro, hablé inglés, italiano, francés y catalán, viajé en tren a Asturias, participé en el Encuentro de periodistas, me fugué a Gijón, vi nevar en Oviedo, fui víctima del racismo, regresé a Madrid, me deprimí, lo repudié, dormí en la calle, tuve urticaria, vine a Barcelona, navegué el Mediterráneo y bueno, me faltó mucho por hacer, pero me voy satisfecha. Encontré cosas dentro de mi ser que no sabía que existían y sembré amistades muy valiosas que me llevo en el corazón.

Gracias de nuevo a quienes siguieron mis narraciones en la edición impresa de El Mañana y en la electrónica http://www.europrueba.blogspot.com. Los invito a seguirla visitando pues me queda material para mostrarles y también les pido escribir a mi correo luz.blanka@hotmail.com.

Me esperan unas 28 horas de traslado entre Barcelona, Madrid, Newark, Houston, Brownsville y Matamoros, pero antes un brindis de despedida con mis amigos catalanes, que sellaré con un ¡viva España y viva México!

sábado, 1 de diciembre de 2007

Mi Barcelona querida, nunca te podré olvidar. Comí paella, navegué en el Mediterráneo y vi nacer a la luna roja

“También en el infierno llueve sobre mojado, lo sé porque he pasado más de una noche allí”, dice Joaquín Sabina en una de sus canciones y yo lo secundo, pero además celebraría la felicidad que salir de su ardiente fuego para llegar a la gloria. Eso es Barcelona.

Antes de seguir debo agradecer con todo el corazón a la gente que me escribió correos electrónicos y mensajes en mi blog preocupada por mi seguridad y mi salud, ya que en la anterior entrega informé que tuve que dormir en la calle y que además me dio urticaria. Como lo expliqué ayer también, ya estaba en Barcelona, salva y mucho más sana de lo que llegué. Va a ser interesante que visiten la dirección electrónica que acabo de mencionar, para que vean los videos de esos momentos de desesperación. Hay uno en particular muy parecido a la memorable escena de la película “El proyecto de la bruja de Blair”, en que la protagonista, en lo más tenso de la trama hace una espléndida exposición de lo que es tener escurrimiento nasal. Pues así, más o menos estaba yo, solo que a mi me pasaba que estaba en pleno proceso de mutación entre persona normal y el horrendo monstruo en el que me convirtieron las ronchas. Pero todo eso quedó en el pasado.

Desde mi llegada a Barcelona f ui acompañada por Rosa Pelayo Izquierdo, una de las integrantes de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, a quien conocí en Oviedo durante el Encuerntro. Tona Gusi, otra de las asistentes y miembro además de la Red de Mujeres Periodistas de Cataluña, me ofreció muy amablemente su casa, así que me resolvió la grave limitante de dinero que yo traía pues me ahorré el gasto de hospedaje. No habría podido pedir más, pero ellas dos se encargaron de integrarme una agenda completamente saturada de actividades muy interesantes que realizar, tanto de trabajo como de placer y yo estuve muy agradecida de que así fuera, pues además se coordinaron con otra integrante más de la Red, que es Julia López para ampliar el programa de agasajos. Juro por la luz que me ilumina que todo lo que pueda describir sobre lo maravilloso que hicieron mis anfitrionas para atenderme, se quedará muy corto. Pues resulta que Julia me invitó a comer paella en el barco de Carlos, su compañero sentimental, también convocó a Li, una periodista mexicana que radica en Barcelona desde hace nueve años y trabaja en la radio (valga decir que su nombre completo es Lizompantli). La comida excelente, la charla también, de hecho hicimos un profundo intercambio cultural al compartir las variaciones, usos y costumbres de algunas palabras altisonantes de nuestros países, fue algo muy divertido. Obvio, contamos chistes, bebimos vino, tequila, café, té y para coronar el manjar, navegamos al atardecer en el enigmático mar Mediterráneo, del cual sí, como ya lo dije, emergió la luna con un tono rojo intenso y de tamaño espectacular.